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miércoles, 18 de febrero de 2009

Febrero



De tus ojos nace una llama,
un deseo andante que me llama,
me carcome hasta las entrañas...
y yo solo veo tus ojos...
se me clavan esos ojos una vez más...
llenos de misterio, tal vez de veneno
y un sello en tus labios que quiero probar.

La luna brillaba en mis ojos,
la pasion brotaba de tu boca.
Una de esas tantas noches...
en la que el viento rozaba los cuerpos,
buscando en tu regazo un refugio que no es mío,
que nunca lo fue.
Tan fugaz como el inicio,
mirada suplicante de una palabra,
que tu no dices...
que nunca dirás.

Con los pies en el mar,
enfrento una vez más la luna llena,
busco en la arena huellas de un pasado,
pero se esfumaron los recuerdos de una noche de verano.

Si despierto,
encuentro mi cama fría.
Si llueve,
me empapo de soledad.
Si te busco,
ya no estás...


Y es que yo ya no sé como explicar esta sin razón que me tiene contigo y sin ti, al mismo tiempo, de mil maneras, en cualquier lugar, siempre. Es, verdaderamente, una traición agobiante, no quiero saber más, estoy harta de jugar. Con el corazón de trapo, ya por quinta vez remendado, sigo parada en ese vértice en el que me miento cada mañana frente al espejo diciendo "soy feliz", y sin embargo, al otro lado de la cornisa estás tu, mirándome, y yo no puedo alcanzarte... no puedo convertirme en algo que tu puedas valorar (aunque sea), eres el fantasma de mis días y el susurro de las noches... mi almohada sólo tiene ansias de tu aroma una vez más, y yo sólo sueño con los ojos caramelo más dulces que he conocido y nunca pude probar... esos que nunca me pertenecieron, y sin embargo, los lloro como si siempre me hubieran pertenecido....

Y el calor azota la ciudad pero el frío nunca había sido tan intenso. Yo... ya no vivo desde que vi partir esos ojos de la mano de una sonrisa extraña... de una que, tal vez, sin querer queriendo, me quito todo y me dejo en la insanidad de este vacío que de a pocos me carcome y va haciendo en mi cuerpo un rincón en el cual las fuerzas yacen. Sin saber de ti por quien sabe cuánto tiempo, han pasado tantos años y yo sigo esperando tomar tu mano... que yo pueda dejar de ser tu juguete, que yo pueda tener una vida después de ti. El príncipe se volvió enemigo y, con la misma espada con la que esa noche nos juramos la eternidad, clavó en mi la ponzoña del resto de mis días... del inicio de mi "sin ti" y me dejó en un suelo extraño que yo ya no reconocía... y mientras la luna velaba, yo preguntaba una vez si valía la pena el riesgo de sonreir un día por pensarte mil noches... por llorarte mil más...

Si te dijera que, tal vez, en el fondo, nunca te creí... ¿me creerías?

1 comentarios:

María Paula dijo...

PUTA JAZMIN ESTA ES LA WAA MÁS SINCERA QUE HE LEIDO EN TU BLO (:

FELICITACIONES


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